Padel Spain.- />Hay veces en las que el pádel te regala momentos de fábula, de ciencia ficción, partidos históricos por uno u otro motivo o, simplemente, belleza pura dentro de la cancha. En Alemania, en las semifinales, los astros se han alineado y ha vuelto a ocurrir.
Un partido que sobre el papel ya hacía salivar a muchos, un banquete de pádel con Arturo Coello y Agustín Tapia como plato principal y con Ale Galán y Juan Lebrón como guinda de pastel, postre dulce y suculento. Carne de nº1 en ambos lados, potencia, descaro y, sobre todo, talento infinito.
Un partido que iba ser fiel a lo esperado, al precio pagado, un menú degustación con estrellas Michelín que desde la primera bola ya anunció su calidad.
Empezarían mejor, para asombro del público, Galán y Lebrón, quienes iban a poner un 2-1 en el marcador que, en un visto y no visto, fue contestado por el argentino y su compañero con cuatro juegos seguidos y, cuando no habían pasado ni siquiera 40 minutos de partido, el luminoso del pabellón reflejaba un 5-3 en favor de Tapia y Coello (quienes le habían dado la vuelta de manera soberbia) y este sacaba para cerrar el set. Juego dinámico y fluido, sin apenas parones, poniendo los cuatro la directa, querían batalla y que nada les frenara, pero los nº1 golpearon primero (6-3).
Al contrario que en el anterior, el vallisoletano y el argentino empezaban mejor las hostilidades y se colocaban por delante (2-1) intentando que la inercia positiva que traían fuese clave para cerrar rápidamente el partido, pero aguantaron Ale y Juan el envite y respondieron subiendo la apuesta. Partido igualado al paso por el séptimo juego (3-3) y también por el undécimo (5-5), teniendo que llegar a un tie break que no sabía de tensión ni de pulsaciones. Todo al máximo, la presión era más que evidente y la redujeron Galán y Lebrón con experiencia y sabiduría. Partido empatado (6-7).
Quedaba el culmen, el pádel en su máxima expresión en el tercero y el madrileño y el andaluz no querían dejar que sus oponentes entrara en combustión y por eso se manejaron en unas prestaciones estratosféricas desde su comienzo. Apretaron dientes y pala y salieron en tromba, arrasando con un 3-0 que no permitió, hasta el cuarto juego, que subiera el primer registro al marcador de Coello y Tapia. Algo noqueados pero no por ello menos peligrosos, los líderes del ranking acortaron diferencias (3-2), pero hasta ahí llegó sus resistencia, pues se quedaron siempre a un paso, a un suspiro, no permitiendo Ale y Juan que les arrebataran una ocasión única. Un break marcó la diferencia al final, fina línea que separa a vencedores de vencidos (6-3, 6-7 y 4-6). Tras muchas derrotas, Galán y Lebrón encuentran el ansiado premio mientras que Coello y Tapia vivirán su segundo torneo seguido sin título.
En la otra semifinal hubo venganza en los primeros compases pero no estocada final. Se veían Paquito Navarro y Fede Chingotto contra Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno como ya hicieran en las semis de Madrid, unos con la lección aprendida y los otros queriendo ampliar su nómina de finales.
Y primero golpearon el español y el argentino, devolviendo el golpe sufrido en el torneo anteriormente citado, ese 6-0 con el que pudimos ver a Paquito pasando por debajo de la red como mandan los cánones no escritos; pues bien ahora él y Chingotto les endosaban el mismo parcial a los 'Súper Pibes', así, sin miramientos, sin medias tintas, y mandaban un aviso: iban a tener que pelearlo mucho.
El cortocircuito total con el que Stupa y Di Nenno llegaron al banco, con caras largas y agachando la cabeza, desaparecería por completo, sustituido por rabia y coraje, por la arenga de su entrenador, que sabía que podían darle la vuelta al marcador y emerger, y lo hicieron como mejor saben, con paciencia, tiros ajustados, activación y disfrutando.
Stupa y Di Nenno empezaron a disfrutar, a tomar el mando de las operaciones y a hacer descarrilar el tren de alta velocidad de Navarro y Chingotto, que fue perdiendo fuelle y se vio incapaz de contestar a la nueva versión de los de Carlos Pozzoni.
Del 6-0 pasaron a un soberbio 2-6 que igualaba todo y mandaba el choque al último parcial, en el que otra vez las sensaciones del binomio argentino eran mejores a pesar de que Paquito y Fede llegaron a estar 3-2, pero ahí se pararon mientras que Franco y Martín le metieron un par de marchas más, carbón a su caldera y energía a su juego, para conseguir cuatro juegos consecutivos y abrochar el marcador (6-0, 2-6 y 3-6).
Nuevo final para Stupa y Di Nenno, esta vez ante Ale Galán y Juan Lebrón. Alemania nos brindará el duelo que tanto deseábamos a principios de temporada entre las dos parejas de aquel momento y que tanto se ha resistido este año.
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