Padel Spain.- Vaya por delante que este artículo es una reflexión, una opinión de algo que, desgraciadamente viene pasando cada vez con mayor asiduidad en el pádel y que, desde luego, conviene atajar desde la raíz: el tema pitidos por parte de la afición en según qué momentos de los partidos.

Todo ello viene a colación de unos hechos de los que hemos tenido constancia durante este WPT Zaragoza Open. Durante la fase de pre previas, hemos sabido que ciertos aficionados tuvieron un comportamiento VERGONZOSO, así, en mayúsculas, con unas jugadoras durante la disputa de su partido, desde poco después del cominezo y hasta el final, tanto que ni siquiera eran capaces de escuchar a su entrenador en los descansos.

Es lógico que se apoye a los jugadores locales o a tus ídolos, jueguen en la plaza que jueguen y ante quienes jueguen, pero nunca, nunca, se debe faltar al respeto a los rivales. Para nadie es grato recibir comentarios antideportivos, golpes en el cristal y silbidos que desconcentran y provocan fallos en el juego.

Señores, esto es pádel y desgraciadamente, cada vez nos inclinamos más hacia el deporte rey con abucheos o comentarios que no vienen al caso. Hay que respetar a todos los jugadores y jugadoras y no se puede ni se debe provocar desde fuera de la pista, interviniendo indirectamente en el juego, hay que respetar.

La gente que compite son profesionales y por ello mismo conviene ponerse en su piel. No más abucheos, no más comentarios malsonantes, no más palmadas contra el cristal, ya que es algo que hemos visto no solo en este Zaragoza Open, si no que son comportamientos que en otros lados de la Península Ibérica se están dando cada vez con mayor asiduidad y perjudican seriamente la imagen de este deporte.

Y por supuesto, los rivales han de ayudar a ese comportamiento, pedir también respeto y no hacer oídos sordos a las provocaciones a los otros jugadores/as, puesto que en cualquier otro momento les puede tocar a ellos. Es cierto que n son ni mucho menos todos los aficionados (menos mal), pero ya se sabe que el comportamiento de unos pocos descerebrados acaba atrayendo al resto.

Por todo ello esperamos que la situación vivida, incómoda cuanto menos por parte de estas dos jugadoras, no se vuelva a repetir y, sobre todo, que los aficionados apoyen, pero nunca perjudiquen.

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