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¿Jugamos un pádel? Sí, ¡¡pero que sea gratis!!

POR Marcos Torres, 08:00 | 09 de Enero del 2017

Padel Spain.- Llevo tiempo dándole vueltas a sacar a la palestra el tema del 'Pádel Low Cost' o el 'Pádel by the face' con el que muchos estaréis de acuerdo y otros tanto no, pero creo que es el momento de que hagamos una reflexión y reconozcamos que es algo que el pádel experimenta y que perjudica a aquellos que dedican su vida a esta actividad y que gracias a este deporte pueden vivir dignamente.

Vivimos tiempos donde conseguir productos baratos y de calidad es cada vez más sencillo, en donde las tiendas físicas pierden valor y la desaparición de intermediarios nos permiten adquir lo que queremos a precios estupendos . Esta competitividad en precios nos está llevando a pensar que todo tiene que ser super económico, barato y de una calidad alta.

Este fenómeno Low Cost de buscar un profesor barato, una pista casi regalada, una pala en Walapop tirada o "yo paso de pagar para ver el WPT"... ¿está ocurriendo en el pádel.

Mi pensamiento es que sí y creo que se debe a factores como: el erróneo abaratamiento constante de la actividad deportiva fomentado por la aparición desmedida de instalaciones públicas, la entrada masiva de técnicos sin cualificación y la mentalidad extendida de "si es gratis o muy barato me vale".

Pista de pádel público

1. Desde hace más de una década y con el boom de nuestro deporte se han abierto cientos de instalaciones públicas de pádel y tenis construidas con dinero público y estableciendo una política de precios de alquileres y servicios irrisoria, muy por debajo del resto de sus competidores privados y del coste real de la actividad o el servicio.

No son pocos los casos de inversores privados que, arriesgando cientos de miles de euros en la puesta en marcha de estos nuevos clubes,  les construyen al poco tiempo una instalación pública al lado, haciendo inviable la rentabilidad del centro privado.

Esto está llevando a la penalización de la inversión privada, a la necesidad de abaratar los alquileres y servicios, a conseguir una facturación por debajo de lo estimado y finalmente al cierre o traspaso, una y otra vez, de estas instalaciones privadas.

Podriamos mencionar muchos casos en Madrid de clubes e instalaciones de pádel y tenis privadas que se encuentran en concurso de acreedores, que se mantienen (sin ser rentables)por la capacidad económica de los accionistas, que se sujetan por ir de la mano de gimnasios, que simplemente estan esperando a un autorización para cambio de actividad (recalificaciones y posterior construcción de viviendas) o simplemente volver a convertirse en centros logísticos (naves) tras la "salida de la crisis" que los llevó a convertirse en centros deportivos.

Es el momento de que desde las autoridades hagan su trabajo, piensen en los empresarios e inversores privados que dedican su tiempo, dinero, esfuerzo y recursos personales para no perjudicarlos. Es el momento de controlar y evitar el conocido trafico de influencias que se ha producido en las ultimas décadas asignando y entregando instalaciones deportivas publicas a operadores y empresas próximas a los consistorios y/o a personas con conexiones a líneas de poder.

Podríamos mencionar casos de sociedades con más de una treintena de instalaciones en gestión, cuya política en los concursos era la de ofertar un canon anual de explotación (a sabiendas que con ese coste fijo sería inviable la rentabilidad de la unidad de negocio) y que imposibilitaba a los competidores estar en su nivel y perder posibilidades en la asignación de la explotación. Por supuesto, estos cánones anuales posterioremente eran revisados al gusto y puestos al día con las administraciones, pero ya con la asignación del contrato por muchos años en la mano.

También hemos tenido casos más mediaticos de instalaciones punteras, con asignaciones a dedo y que nunca fueron revisadas ni son controladas todavía a día de hoy.

No debemos olvidarnos de las cientos de instalaciones públicas gestionadas por ayuntamientos (en su día de gestión privada pero abandonadas posteriormente) pagadas con el dinero de todos, que ni son rentables ni lo serán nunca. Falta de gestión, incompetencia, falta de personal o simplemente porque su fin es social y la rentabilidad no impera, lo que hace que se tengan que provisionar año tras año presupuestos para mantenerlas y no cerrarlas.

2. La entrada masiva de nuevos entrenadores sin cualificación, nivel de juego, experiencia didáctica y, en algunos casos, sin titulación, que lejos de poder ofrecer sus servicios a un precio razonable cuasi regalan las clases a cambio de propinas. Esto está creando el llamado 'Efecto clases low cost' o el  "a mis hijos hijos hay un profesor en la urba que me cobra ¼ parte de eso!!" o "no lo apuntes a la escuela y que venga al grupo de clases de casa con mi sobrino".

Debemos acabar con esta intrusión, no facilitar la entrada de monitores sin capacitación (más importante que la titulación en algunos casos), no contratar clases a precio de saldo (que solo llevarán a "no aprender" o hacerlo mal ) y a no pensar que el tiempo de los entrenadores-profesionales para nosotros ha de ser gratuito (nunca trabajaríamos gratis en nuestros trabajos).

Ojalá las nuevas figuras políticas emergentes y la nueva política acabe con todas estas malas praxis que tanto daño hacen a nuestra actividad, que genera un abaratamiento constante de los servicios deportivos, que limita la puesta en marcha de nuevos proyectos, que inhibe el emprendimiento, que genera un pérdida de capacidad salarial a los profesionales del sector y que fomenta el intrusismo.

Pista de pádel torneo

3. Los viejos hábitos de no pagar por ver jugar a los jugadores profesionales en los torneos Pros.

En este sentido debemos considerar que en la última década la super profesionalización del pádel ha sido un hecho y con ello la necesidad de realizar eventos de pádel mejor y más preparados, con logísticas y puestas en escenas más caras. La inclusión de patrocinios, televisión y aumento de premios a los jugadores han obligado a unos cambios en el circuito profesional que han derivado en pagar por ver a los profesionales.

Este cambio de pagar por ver pádel está costando, pero es algo que tendremos que asumir por el bien del propio crecimiento del pádel y en reconocimiento al esfuerzo de los gestores del circuito y los propios jugadores.

Estos tres aspectos (entre otros muchos también existentes) así como nuestras no siempre adecuadas costumbres y la estupenda popularización del pádel a todas los niveles economicos de población, hacen que muchos practicantes tengan resistencias a pagar los servicios de valor que las instalaciones y profesionales del sector ofrecen.

Creo que todos debemos entender que el pádel es un deporte para todos pero que las cosas tienen un precio y que este ha de ser el justo.

Los profesionales del deporte, igual que todos que tenemos un trabajo, quieren ganar dinero por el trabajo desempeñado y no pensar que la labor de los profesores  entrenadores, gerentes, operadores de clubes u organizadores de eventos de pádel han de hacerlo por amor al arte.

"Debemos cambiar el chip, valorar el trabajo, la cualificación del servicio, la calidad del mismo y estar dispuesto a pagar por ello".

¡¡Reconozcamos el trabajo bien hecho!!

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