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Epicondilitis: Cómo prevenirla y cómo abordarla

Una vez que conocemos en profundidad qué es una epicondilitis y las causas que la producen, en esta ocasión vamos a ver cómo se puede prevenir y cómo debemos actuar en el caso de que dicha patología ya esté instaurada.

POR Redacción, 20:44 | 06 de Junio del 2013
Epicondilitis: Cómo prevenirla y cómo abordarla

Padel Spain .- Algo que hay que tener en cuenta en primer lugar es que, salvo trauma previo sobre la zona, se trata de una lesión que tiene que ver con pequeños microtraumatismos producidos por la repetición de movimientos relacionados con el gesto deportivo, y que aún ejecutando una técnica perfecta e incluso tomando todas las precauciones posibles, repetir de manera constante los mismos movimientos puede ocasionar molestias que siempre hay que cuidar.

Cómo podemos prevenirlo

En primer lugar, analizaremos nuestro equipamiento porque es muy importante no caer en el error más común: "Qué más da… Si yo no soy profesional". Ni es necesario comprar el material más caro ni tampoco sirve cualquier cosa para jugar. La pala debe ser la adecuada a nuestro nivel técnico y a nuestra complexión física. No sólo eso. También debemos hacerla nuestra y sentirla como una prolongación de nuestro brazo. Una pala con un peso incorrecto para nosotros disminuirá nuestro rendimiento y puede provocarnos lesiones. Hay que dejarse aconsejar por expertos. 

Por lo general, cuando empezamos a jugar al pádel lo hacemos por nuestra cuenta, hasta que de forma progresiva vamos incorporándolo dentro de nuestra rutina. Durante esta etapa, lo normal es que cometamos ciertos errores técnicos y, si nadie nos corrige, podemos automatizarlos y que a medio o largo plazo esto se traduzca en lesiones. Por eso, llegado el momento, deberíamos tomar algunas clases con técnicos especializados para saber cómo es nuestro gesto deportivo, mejorar nuestra técnica y, por qué no, también ganar en destreza.

Un error inicial muy común, y que puede ocasionar diferentes lesiones como epicondilitis o epitrocleitis, es coger la pala con excesiva fuerza debido a la tensión, los nervios, la imprecisión de la técnica, etc. Una fuerza prensil excesiva aumentará el tono muscular de la musculatura flexora y también de la extensora, lo que a la larga podría poner en marcha la fisiopatología de las lesiones descritas. El uso del grip de la empuñadura es muy importante en relación a la presión que podemos hacer, ya que un buen ajuste de la palma de la mano con la pala es fundamental en la 'relación' que tendremos con ella durante su manejo. Igual que en la técnica, un experto nos podrá orientar tanto en grosor como en la colocación del grip.

Tratamiento preventivo

Este aspecto de la prevención es quizá la más olvidada, ya que aún seguimos acudiendo al fisioterapeuta sólo cuando hay dolor y, sobre todo, cuando ese dolor ya es muy intenso y no nos permite seguir jugando. Somos capaces de comprarnos la pala último modelo, las zapatillas de nuestro jugador favorito y tener a nuestro lado al entrenador personal de moda en el club… Sin embargo, no somos capaces de hacer una inversión mucho más asequible para cuidar nuestro cuerpo cada cierto tiempo y evitar tener que dejar esa pala y esas zapatillas en el armario porque una lesión nos impide disfrutar de nuestro deporte.

Hemos revisado nuestro equipamiento y también comenzamos con algunas clases para mejorar nuestra técnica y corregir los posibles errores… ¿Pero es esto suficiente para evitar la aparición de una epicondilitis? Hay que tener en cuenta el ritmo de los entrenamientos, la carga de partidos, los cambios en las condiciones de la pista, de la bola,… Y es que todo esto puede originar sobrecargas y molestias que a medio plazo ocasionen ésta u otra lesión.

Como una rutina más dentro de nuestra preparación (técnica, entrenamientos, nutrición…) deberíamos incorporar un control fisioterápico para advertir a tiempo esas sensaciones que puedan ir apareciendo y así evitar que vayan a más. Eso, junto con una rutina de ejercicios y estiramientos será suficiente para tener nuestro antebrazo en forma.

Veamos unos ejemplos:

Trabajo muscular para los músculos epicondíleos o extensores de la muñeca con cintas elásticas de resistencia progresiva o con mancuerna. Con una resistencia que podamos controlar y apoyando el antebrazo completamente, colocamos la mano con la palma hacia abajo y abrazamos la cinta o mancuerna cerrando el puño. El movimiento se realiza de abajo a arriba contrarresistencia.

También se puede trabajar la musculatura epitroclear o flexora de la muñeca de la misma manera pero con la palma de la mano hacia arriba. Por lo general, existe una descompensación fisiológica entre la fuerza basal de la musculatura flexora y la extensora, siendo la primera más fuerte. Antes de trabajar esta musculatura sería recomendable consultar con tu fisioterapeuta.

Estos ejercicios de potenciación muscular sólo deben hacerse como trabajo preventivo para tonificarlos, pero nunca cuando hay molestias o dolor si el fisioterapeuta no lo ha pautado previamente.

Autoestiramiento de musculatura epicondílea o extensora de la muñeca. Estiramiento mantenido durante al menos 20 segundos, sintiendo tensión pero nunca dolor y sin hacer rebotes.

Autoestiramiento de musculatura epitroclear o flexora de la muñeca. Estiramiento mantenido durante al menos 20 segundos, sintiendo tensión pero nunca dolor y sin hacer rebotes.

Tratamiento tras la instauración del problema

Si a pesar de haber tomado con anterioridad todas las precauciones descritas, y de estar haciendo un tratamiento preventivo, comenzamos a sufrir los síntomas de una epicondilitis, debemos consultar con nuestro fisioterapeuta para que haga una exploración y planifique un tratamiento. Cuidado con los llamados 'pseduoprofesionales' y recuerda que el fisioterapeuta es un profesional sanitario y, como tal, está legalmente capacitado para tratar estas dolencias.

El tratamiento se planificará en función de la fase en la que se encuentre la lesión. Si sólo se trata de una fase temprana que cursa con sobrecarga muscular y ligeras molestias, unas sesiones de masaje, estiramientos y termoterapia serían suficientes.

En el caso de una fase más aguda, el tratamiento será más especializado: dirigido a aliviar el dolor y reducir la inflamación (en este caso se puede consultar con el médico para apoyar el tratamiento con antiinflamatorios). El fisioterapeuta utilizará diversas técnicas manuales, así como electroterapia, e irá adaptando el tratamiento en función de la evolución del paciente.

En la actualidad está muy de moda utilizar técnicas de vendaje neuromuscular o kinesiotaping, que son esas tiras adhesivas de diversos colores que llevan muchos deportistas famosos. Aunque son muy eficaces, según la fase evolutiva de la sesión no se colocan como un esparadrapo normal porque no son unas simples tiras que se ponen sobre la piel. La compleja técnica de trabajo basada en estos vendajes tiene su origen en Japón y es necesario tanto conocer cómo funciona cómo saber la manera en la que debe colocarse.

Que nosotros mismos coloquemos tal cual una tira no sirve absolutamente para nada e incluso podríamos llegar a agravar la lesión. Será el fisioterapeuta el que colocará el vendaje en función de su conocimiento sobre la lesión y sobre la técnica.

Existe una fase crónica que se alcanza si el diagnóstico es muy tardío o el tratamiento inadecuado: epicondilosis. Este tipo de lesión es una evolución de la fase aguda que cursa con trastornos degenerativos del tendón y que presenta una problemática mayor. Además del trabajo de fisioterapia será necesario consultar con un traumatólogo para que valorar el alcance de la patología.

Ya sabemos qué es una epicondilitis y cómo actuar tanto para prevenirlo como para tratarlo en el caso de que se presente. Ahora sólo es necesario concienciarse de que un simple problema puede convertirse en una lesión que no nos permita disfrutar de nuestro deporte, ni desarrollar la funcionalidad del brazo en nuestra vida diaria.

 

Alberto Marquina Rodríguez
Expansión y Desarrollo Fisiosalud+
Fisioterapeuta colegiado nº 2.973
http://www.fisioweb.com/

Alberto Marquina Rodríguez

Expansión y Desarrollo Fisiosalud+

Fisioterapeuta colegiado nº 2.973

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