Padel Spain.- Ocurre con frecuencia que, alcanzado ya un cierto nivel y a pesar de que no paramos de jugar partidos y asistir a clases de pádel, nos sentimos estancados, e incluso nos parece que cuanto más jugamos peor lo hacemos.

Si te sientes identificado con esto, quizás haya llegado la hora de analizar los posibles "por qués", y dejar de achacarlo a la pala, la pista que tiene demasiada arena, la luz, el sol y el viento porque hoy jugamos al aire libre, o incluso el calor…te suena?

1. "No todo es pádel". Nuestro deporte es explosivo y reactivo, requiere de movimientos rápidos. Lo ideal es que pudiéramos hacer preparación física, como los profesionales, para incluir en nuestra "rutina" el entrenamiento de esos factores que potencien nuestro juego. Una buena opción, ya que muchos vais, es que lo entrenéis en el gimnasio, seguro que allí te pueden guiar con ejercicios que te hagan mejorar esa tu preparación física orientándola al juego.

2. Clases. En el caso de que nunca hayas asistido a clases de pádel, te recomiendo que lo hagas. No sólo te ayudarán a mejorar la técnica, sino que te enseñarán a jugar. El pádel, al contrario que su hermano mayor el tenis, no requiere de una técnica depurada y sí una buena visión táctica, saber qué hacer en cada momento. Es importante que en clase realicéis ejercicios tácticos desde el primer día.

3. Capacidad de concentración. Intenta incluir rutinas de concentración a tus partidos, como:

- Un buen calentamiento, metiendo mucha bola con margen te ayudará al comienzo.

- Tratar de centrarte en cómo tenéis que jugar a los rivales según sus características de juego y olvidarte del clásico "no meto un resto dentro".

- Intentar no darle importancia a los fallos y felicitarte por los aciertos

- Enfocarte en el aquí y ahora y tratar de no ir con la cabeza más allá del juego presente.

4. "Vacaciones". No significa dejar de jugar. Lo que podemos hacer es combinar el pádel con otros deportes que nos despejen la mente, variar de sitios donde jugar y rivales, en definitiva, cambiar un poco de aires.

Y sobre todo, no os olvidéis de tratar de disfrutar con nuestro deporte, que al fin y al cabo es (o debería ser) la razón por la que decidimos un día empuñar la pala. 

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