La final femenina del Master Final está decidida, ya conoce a sus protagonistas tras un sábado de pádel total que, como ya ocurriera en otras ocasiones, dejó dos partidos totalmente distintos en cuanto a sensaciones y marcador.
El primero de ellos dejaba un partidazo total, con la ilusión por bandera de dos parejas con las que no se contaba en absoluto pero que demostraban que a base de fe y de ganas se pueden desviar los focos de atención y orientarlos hacia uno mismo. Por un lado comparecían Mapi y Majo Sánchez Alayeto tras una temporada durísima en lo anímico y personal más que en los resultados, pues han tenido que luchar contra la enfermedad y contra la incógnita de saber si podían rendir al 100%, de si iban a disputar todos los torneos e incluso de si podrían seguir en activo; y por el otro, Lucía Sainz y Marta Marrero, dos con las que se contaba poco o nada tras su unión pero que han demostrado que trabajando en silencio, uniendo fuerzas y siendo constantes pueden aspirar a grandes cosas.
Las dos últimas, Sainz y Marrero, comparecían con mejor talante en el partido, rompiendo el servicio de las ‘Gemelas Atómikas’ nada más comenzar y poniéndose 0-3 arriba. Intentaron las hermanas reaccionar, agarrarse a la pista y meterse en el choque pero lo único que pudieron hacer fue maquillar ligeramente los números del primer set para no irse con un doloroso correctivo (2-6).
Salida al banquillo y vuelta a la pista con la necesidad de dos de ellas de cambiar el chip, intentando que sus saques no quedaran siempre a merced de las voleas de las oponentes y buscando esa consistencia que no habían encontrado y con el camino bien marcado y siguiéndolo a pies juntillas de las otras, pues para qué cambiar lo que había funcionado. Así, ahora con ambas parejas manteniendo su servicio, se llegaba a la parte final sin diferencias y por tanto hubo cita con el juez llamado tie break, que dictó sentencia en favor de las mañas para emparejar todo de nuevo y llamar a filas para un tercer parcial.
En el asalto definitivo, las de Juan Alday salían dispuestas a darlo todo y con esa intención rompían al resto el primer saque de las Alayeto para ya tomar la delantera y no soltarla, lo mismo que ocurrió en el primer set. Aseguraba el suyo y volvía a romper, dejando inoperantes a las hermanas y a sus opciones de victoria. Con un arreon final extraordinario, culminaba su pase a la gran final gracias a un 2-6, 7-6 y 2-6. Final de temporada para Mapi y Majo, que se tomarán un merecido descanso tras un año muy, muy complicado.
La otra semifinal, entre Patty Llaguno y Virginia Riera ante Ari Sánchez y Paula Josemaría, a pesar del marcador bastante más abultado, tuvo también buena dosis de locura, pues arrancó con tres saques y tres roturas de servicio hasta el cuarto juego, cuando Paula y Ari pudieron por fin asegurar su servicio (1-3).
Vendaval total de las »locas bajitas», rompiendo una y otra vez el servicio de Patty y Vir, que estaban como ancladas a la pista, sin actividad en las piernas, sin fluidez, sin la movilidad habitual, lo que provocaba que del 1-3 se pasara al 1-5 y que en apenas 35 minutos de partido ya campeara un 2-5 y Sánchez y Josemaría sacaran para hacer suya la primera manga.
La segunda calcó el comienzo de la primera, con rotura de servicio para las de Miguel Sciorilli tras enviar a la red Virginia Riera una bandeja a la red y de nuevo las nubes negras cubrían las ideas de la española y la argentina, que no lograban hacer pie en el choque.
Y mientras que unas no aterrizaban, las otras estaban en ebullición, encendidas, con la pólvora rebosando el cargador y consiguiendo que todo les saliera: los remates, las bandejas al fondo, los cambios de dirección…y que Virginia y especialmente Patty sufriesen de lo lindo, tanto como para poner un 0-3 nada más arrancar y que hasta Neki Berwig, la entrenadora rival, aplaudiese alguna de sus acciones.
Lejos de ponerle freno a su actuación unas y de recuperarse las otras, el partido siguió siendo un monólogo excelso de Josemaría y Sánchez. Cual bólidos de fórmula 1, jugaban a unas revoluciones altísimas y sin errores, haciendo de la fiabilidad su mejor aliada y así endosaron un doloroso rosco a las oponentes para cerrar el partido y citarse con Lucía Sainz y Marta Marrero en la final (2-6 y 0-6).
Duelo de altura en busca de convertirse en Maestras. Este domingo, a partir de las 10 horas, todas las palas estarán en alto.
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