Luces apagadas, pabellón prácticamente lleno y sonido de espectáculo. Empezaba la jornada masculina con un auténtico partidazo, con uno de esos que sabes que te van a despegar del asiento una y otra vez.
Por el pasillo de presentación, Arturo Coello y Agustín Tapia, nº1 indiscutibles desde hace tantos y tantos partidos (pareja que aumentará su ventaja al haber caído sus rivales directos en la ronda anterior), y Miguel Yanguas y ‘Coki’ Nieto, estos en clara línea ascendente pero topándose siempre con la “más fea” en semis.

Un partido de esos trampa para los favoritos, pues Yanguas y Nieto son de los que le meten revolución, aceleración y picante. Y jugar contra ellos no es fácil.
Pero ahora mismo, Coello y Tapia, a pesar de que en los dos partidos anteriores no habían ofrecido su versión top, están varios pasos por encima y de entrada quedó demostrado. Un 6-2 que fue un golpe tras otro, una recuperación, y otra, y otra, un remate y otro más. Todo de seguido.

En el segundo, Miguel y ‘Coki’, que necesitaban una reacción, la tuvieron, y prendieron más su juego. Lograron venirse arriba y demostrar su juego ante el público; sus armas salieron a escena y esta vez los de Gustavo Pratto sí se encontraron en algún que otro aprieto, tanto que se acercaba el tie break silenciosamente hasta que un golpe de efecto de Arturo y de Agus cambió todo. Ese fue el golpe definitivo para evitarlo y cerrar el partido en 1:20 horas con un 6-2 y 7-5.

Acto seguido vendría la guinda del día, un partido que quizá no prometía tanta sorpresa pero que acabó siendo fabuloso. Franco Stupaczuk y Juan Lebrón ante el gran excompañero del primero, Martín Di Nenno, y Leo Augsburger.
Un partido en el que, obviamente, los dos primeros partían como favoritos, pero llegaban con el aviso de dos jugadores que ya habían dejado por el camino a Ale Galán y Fede Chingotto con bastante suficiencia (6-3 y 6-4) y que tenían armas suficientes para combatirles.
Así empezó el fuego cruzado en el que tanto Stupa como Lebrón tenían como objetivo a Di Nenno; buscando evitar el despegue de Leo y que el joven argentino entrara en calor, presionaron más al drive para que defendiera y no pudiera crear juego, lo que les permitió abrir distancia y acabar certificando el set con cierta claridad (6-3).
El banquillo de Carlos Pozzoni buscaba seguir con la misma estrategia pero en el lado opuesto, su compañero de academia, Cristian Gutiérrez, cambió el chip de los suyos y obligó a Leo a activarse, a cruzarse y a una de las cosas que mejor se le da: generar caos. Augsburguer empezó a bloquear, a vivir en la red, y todo cambió. Su amenaza constante permitió a Di Nenno respirar y a empezar a empujar al fondo a un Lebrón que ya no estaba tan cómodo y que dejaba más espacios por los que entrar y conseguir los breaks que les dieron aire y el empate (3-6).

Y en la pelea por el set definitivo salieron las mejores versiones de los cuatro. Lebrón conseguía encontrar huecos y percutir, Stupa fijar al fondo, Di Nenno rescatar bolas imposibles y Augsburger mover y desbaratar la estructura rival. Así se alocó el duelo y aunque las dos parejas tuvieron ocasiones de marcar distancias, se pasaron y repasaron varias veces (Stupa y Lebrón tuvieron un 5-4 al resto y luego un 6-5 con una bola algo polémica que Lebrón reclamó fuera pero que el árbitro y el vídeo-arbitraje dieron por buena) hasta llegar al desempate, el mejor final posible. Allí, en medio de la locura y aunque empezaron por debajo, Leo y Martín mantuvieron el tipo y respondieron al fuego con fuego (1-0, 1-1, 2-1, 2-2, 3-2, 3-3…), tomando la iniciativa en el séptimo punto (3-4) para luego abrir distancia (3-5) y sentenciar en el décimo punto con una volea de fondo de Stupa que se fue larga al cristal de fondo (3-7) para certificar el golpe sobre la mesa (6-3, 3-6 y 6-7).
Alegría desbordada en la grada y en la cara de ‘Martincho’ y Leo, quienes no se creían la gesta. Fuera los nº2 y los nº3, y ahora les quedan los nº1. ¿Podrán volver a golpear otra vez y conseguir el más difícil?