Disfrute total del público, PAR-TI-DA-ZO en mayúsculas con el Movistar Arena abierto en canal al espectáculo. La tarde en Madrid anunciaba posibilidad de lluvia, pero lo que cayó fue espectáculo, puntazos y ruido de aplausos, batir de palmas.
El eco de cada golpe, de cada punto, latía al ritmo que imprimían las cuatro jugadoras sobre el tapete azul, con el aire cargado de expectación porque no se podía parpadear: hacerlo era perderse un punto y los nervios se notaban más allá de los cristales del 20×10. Allí dentro, dos parejas se jugaban mucho más que un resultado: unas ampliar su racha y poner tierra de por medio; las otras, demostrar que también estaban para ganar y que vivían un gran momento de forma.

Desde el primer saque, el partido se convirtió en un vaivén eléctrico entre Gemma Triay y Delfi Brea por un lado, y Claudia Fernández y Bea González en el otro. La bola iba y venía, rebotaba en el cristal y volvía siempre con un desafío nuevo, obligando a las jugadoras a improvisar, a no perder la posición y a errar lo menos posible.
Así se vivieron los primeros compases en los que Gemma y Delfi salieron más enchufadas, logrando un break en el segundo juego y poniendo tierra de por medio (3-0), para llegar a estar con un 4-2 llegado el ecuador. Hubo una tímida reacción pero siempre manteniendo las nº1 las distancias y certificando, en el noveno juego con el saque de la argentina, el set (6-3).
El mismo guion se siguió en el segundo capítulo pero con los papeles cambiados; algo ocurrió en los dos lados, enchufando a unas y desenchufando a las otras, en este caso a Triay y Brea, quienes se encontraron con un 0-4 en contra tras perder primero Delfi su servicio y luego hacerlo la de Manacor. Apretaban Bea y Claudia y Gaby Reca, su entrenador, ahora sí afirmaba con la cabeza en señal de aprobación: la «niña maravilla» cerraba el centro y abría ángulos y Bea empezaba a cabalgar por la pista sembrando el caos. En ese momento se sucedieron breaks y contrabreaks pero siempre salían por delante las nº3, que pusieron un doloroso 1-6 en el marcador.

Todo empatado y, en el desenlace, por fin la igualdad. Las dos parejas se ataron en corto e impidieron que la otra se marchara, manteniendo una paridad total, al menos hasta el noveno juego. Dudas en la dupla Triay-Brea que aprovecharon las chicas de Reca para romper el luminoso y poner sobre la mesa un 4-5 que fue totalmente decisivo. Con su saque no fallaron y sellaron el 6-3, 1-6 y 4-6 que significaba el décimo título para Bea González en su carrera y el triunfo en casa de Claudia Fernández, coronada ante su público con una ovación enorme y totalmente merecida.