Se les había resistido el título como pareja a Arturo Coello y a Agustín Tapia, pero a la tercera fue la vencida. La gloria no la habían llegado a tocar en 2023, tampoco en 2024, pero en 2025 se han resarcido y de qué manera. Barcelona y el Palau Sant Jordi se ha puesto a sus pies.
Una batalla en la que ninguno de los cuatro protagonistas, las dos mejores parejas del ranking, cedieron un ápice de terreno. Ni los ‘Golden Boys’ ni Ale Galán y Fede Chingotto, los cuatro fueron merecidos ganadores para el público que pudo ver el partido, ya fuera en el propio pabellón o por la retransmisión.
No era solo un título, era un duelo a «cara de perro», la confirmación de que los cuatro están varios pasos por encima del resto y de que los enfrentamientos de toda la temporada han alimentado una rivalidad enorme pero sana. Fue un partido de alto voltaje, un auténtico clásico que se decidió por detalles y por la sangre fría en los momentos decisivos.
Coello y Tapia salieron a la pista con el hambre de quien quiere despejar todas las dudas, pero delante tenían a dos gladiadores que no se lo iban a poner fácil y que supieron controlar y maniatar el partido. El primer set fue una exhibición de poderío físico y precisión. ‘El Mozart’ orquestaba desde el drive con su magia habitual para que Coello ejecutara con su pegada pero claro, Galán y Chingotto corrían y recuperaban todo y en esos intercambios las dos parejas se citaron en el tie break. Con mejor predisposición, Galán y Chingotto dieron un paso adelante para poner la primera piedra de un hipotético título (6-7).
La respuesta de los hombres de negro fue táctica y física, empezando a neutralizar los globos de Fede y a quedarse inmóviles en la red, desde donde se hicieron fuertes. Empezaron a devolver bolas imposibles una y otra vez, desesperando a los nº2 y provocando en ellos más errores de los habituales y eso que tuvieron hasta nueve opciones de rotura, pero solo certificaron una (6-3).
Quedaba el acto del desfibrilador, el de la sangre fría, con los de Gustavo Pratto saliendo a rematar la faena (1-1, 2-1, 3-1) a pesar de que Galán se convirtió en un monstruo de la estadística, logrando en la parte final del set la friolera de 48 winners (para muestra, decir que Tapia acumuló 35 en el partido y Coello 36). Todo se acabó jugando tras la milagrosa recuperación de los de Jorge Martínez, que siempre te obligan a una pelota más, o a dos, y de nuevo se citaron en el desempate: potencia, resistencia,resiliencia, mente fría… todo era necesario.
La clave final fue la mejor gestión del momento y ahí el de Mojados y el de Catamarca supieron llevarse la palma, sumando minibreaks que les confirieron un 6-1 que prácticamente sentenció el choque a pesar de la ligera recuperación de Ale y Fede (6-4). El último punto necesario cayó para los ‘Golden Boys’ que sonrieron y levantaron los brazos al cielo: el título soñado por fin era suyo (6-7, 6-3 y 7-6) tras casi tres horas de pelea.
No era un título más; era el del Finals, el que cierra la temporada con la sensación de que, a pesar de la incansable persecución de Galán y Chingotto, el trono del pádel mundial sigue teniendo dos dueños claros. La obra de arte está completa.
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