Si 2025 fuera una película, el guion habría sido rechazado por «demasiado inverosímil». Queremos hacer repaso de lo que ha sido un año convulso, uno de muchas idas y venidas que no siempre ha gustado a todos pero que ha obligado a entenderse y llevarse bien, una especie de «entente cordial» para que el deporte pudiera seguir adelante.
Desde luego, no cabe duda que en los despachos no ha sido el mejor, pero sobre la pista el deporte ha brillado con luz propia.
En nuestro particular resumen de 2025 queremos poner el énfasis, en primer lugar, en el crecimiento que la disciplina ha tenido, llegando a más países, con nuevas pruebas, nuevos campeones y muchos, muchos torneos, un desgaste en ocasiones desmedido y descontrolado que a pesar de todo nos ha dejado momentos espectaculares en el 20×10.
Empezamos el año con un tono de cine negro, con nubarrones sobre Riad que no eran solo de lluvia, sino de un clima de tensión que ni Hitchcock habría sabido rodar. El pádel profesional se despertó con una rebelión en las aulas: el boicot de los jugadores a los torneos de Gijón y Cancún fue nuestro particular ‘V de Vendetta’. Los mejores del ranking plantaron cara a la Federación Internacional de Pádel y a Premier Padel, se revolvieron y pusieron las palas en alto alzando la voz: «Queremos mejores condiciones»; algo se consiguió, ni mucho menos se oyeron todas sus reclamaciones, pero el paso del tiempo calmaría las aguas y haría que, como otras veces ha ocurrido, al final la Asociación de Jugadores acabe por tener cada vez menos peso en las decisiones y se vaya deshaciendo poco a poco (por desgracia para el correcto funcionamiento del deporte).
Si la primera mitad del año fue un drama judicial de despachos y cartas abiertas, intoxicaciones de jugadores, quejas por los horarios de juego, etc., la segunda fue puro cine de acción. El circuito aterrizó en Miami y, de repente, la música cambió. Fue el momento en que el deporte decidió que el espectáculo debía continuar.
En la categoría masculina, vivimos una dictadura deportiva de Agustín Tapia y Arturo Coello, quienes no jugaron al pádel, sino que gobernaron. Con 13 títulos en la maleta y una superioridad física que rozaba lo sobrenatural, los ‘Golden Boys’ obligaron a los demás a pelear por las migajas. Ale Galán y Fede Chingotto fueron esos rebeldes que intentaron derrocar su jerarquía con una fe inquebrantable, regalándonos un final de temporada apretado con la victoria en el Mundial de Kuwait y con otra enorme batalla en las Finals de Barcelona.
Por el lado femenino, la narrativa tuvo como grandes actrices protagonistas a Delfi Brea y Gemma Triay, quienes asaltaron el trono y el dominio impuesto desde hacía varios años por Paula Josemaría y Ari Sánchez, devolviendo a Argentina una número 1 la friolera de 12 años después.
Una caída del liderato que supondría también la separación de la pareja, en medio de las lágrimas y del reconocimiento del público y de las compañeras. Ahora, en 2026, caminarán por separado con nuevas acompañantes.
Sin embargo, una de las grandes revelaciones del año fue la joven Claudia Fernández, quien junto a una renacida Bea González, cerró la temporada conquistando el Palau Sant Jordi en un final de año que ni el mejor guionista de Hollywood podría haber escrito, sin olvidarnos de una Martina Calvo que ha derribado puertas a patadas y ha demostrado que su edad no está reñida con su calidad, carácter y temple. Ahí hay madera de campeona.
Eso sí, en lo que respecta al pádel profesional, no todo fueron aplausos. Tuvimos momentos de complicados y muy comentados en las redes sociales con el polémico formato del partido por el tercer y cuarto puesto en las Finals, las discusiones de Franco Stupaczuk y Juan Lebrón en los banquillos o las despedidas que nos hicieron llorar como el adiós definitivo de leyendas como Carolina Navarro y Ramiro Moyano. Pero, por encima de todo, 2025 fue el año de la expansión global: más de 35 millones de personas empuñando una pala, el pádel asomando la cabeza hacia los Juegos Olímpicos de Brisbane 2032 y la sensación de que este deporte ya no es un fenómeno local, sino un gigante que ha despertado.
En lo que respecta a nivel amateur, cada vez hemos podido ver y participar en más torneos, citas con muchos jugadores que pueblan la geografía nacional y, por fin, en el seno federativo, parece que se ha encontrado una solución conjunta y que la Federación Española de Pádel tendrá ahora un caminar algo más unido. Hay nuevo presidente y habrá que ver si le dejan tiempo y recursos para trabajar y hacer que el organismo crezca, mejore y se consolide, pues tarea tiene por delante, y mucha.
Bajamos el telón de 2025 con la adrenalina alta. Hubo villanos, hubo héroes, hubo giros de guion inesperados y, sobre todo, hubo mucho pádel. Gracias a todos los que nos leéis cada día, a los que nos seguís en redes y nos ayudáis a mejorar. Gracias a los organizadores de torneos (ya sean amateurs o profesionales), a las Federaciones, a los jueces-árbitros, marcas e industria en general, organizaciones, jugadores, compañeros de medios de comunicación, técnicos y monitores, entrenadores y, por supuesto, jugadores/as. Sin todos vosotros este deporte no sería el que es hoy ni habría conseguido todos los hitos que ha alcanzado.
Preparad las palomitas para 2026, porque esto solo acaba de empezar.
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