El pádel, el propio torneo, le debía una a la «Perla del Palo». Su jugadora estrella (con todo el permiso de una grande como Carolina Navarro) volvía a casa para olvidar el borrón del pasado año, en el que una lesión le privó de seguir viva en cuartos de final. Quería redimirse y vaya manera de hacerlo.
Acompañada de su escudera Claudia Fernández, la local Bea González saltaba a la central del Pabellón Martín Carpena en medio de una ovación cerrada: la grada estaba con ella, quería llevarla en volandas. Para impedirlo, se ponían al otro lado de la red la solidez de Martita Ortega y la iniciativa ofensiva recuperada de Tamara Icardo, jugadora de enorme talento pero demasiado intermitente en ocasiones.

Una final extraña por sus inquilinas, poco habituales, pero que llegaban con total merecimiento.
El partido empezó como se presuponía, con Bea y Claudia dominando la red y las oponentes esperando agazapadas, al contragolpe, para salir rápidamente y sorprender, pero no pudieron hacerlo, pues la andaluza y la malagueña cerraron todas las vías posibles y empezaron a fabricarse opciones de break (hasta seis en esta primera manga), consiguiendo tres, por solo uno de las rivales. Eso les abrió las puertas de par en par para llevarles directas a la consecución de un primer parcial en el que, además, consiguieron el doble de remates que Icardo y Ortega (14 a 7) y que cerraron con un 6-2.

Lejos de conformarse, las cosas en el segundo irían incluso mejor para ellas. Con Claudia limpiando constantemente la jugada, construyendo y moviendo a Tamara y a Martita y con Bea entrando como un cuchillo y amenazando siempre con el smash, fueron capaces incluso de aumentar su cuenta particular de winners (de 21 en el primero a 29 en el segundo), secando a las chicas de Maxi Grabiel para dejarlas con apenas 9.
Esta vez obtuvieron cuatro opciones de break y llevaron a la estadística tres de ellas, una losa excesivamente pesada para la pareja nº5, que con el discurrir de los minutos veía cada vez más lejano no ya el título, sino una simple recuperación.

Al final, en el séptimo juego, tenía que ser ella, Bea González, quien con una volea de revés sorprendiera a Martita por el paralelo e hiciera el punto definitivo (6-2 y 6-1). Juego, set, partido y título para la malagueña y Claudia, a las que el pádel les debía este triunfo en casa de González. Brazos en alto, gritos de alegría y abrazos con los suyos. Su sonrisa en el Martin Carpena era de felicidad plena.