La final de Málaga, a pesar de que el marcador fuese igualado, nos deja la sensación de que tanto Arturo Coello como Agustín Tapia están ahora mismo varios pasos por encima de todos sus rivales. Lo intentaron Ale Galán y Fede Chingotto, pero fue totalmente imposible.
Otro título en la ciudad andaluza para ellos, revalidando el del pasado ejercicio (ahora con tres de manera consecutiva, Valladolid, Burdeos y ahora Málaga), y aumentando su cuenta particular a siete este año para un total de 36 como pareja, números más que impresionantes.
El partido, que se preveía igualado, lo fue, pero solo en sus números, si bien es cierto que en el set inicial ambas parejas llegaron igualadas y conservando su servicio hasta el 4-4. Ahí llegarían las primeras opciones de rotura para los nº1, algo que no desaprovecharían, pues un bloqueo de Chingotto se quedaría en la red y eso les pondría por delante (5-4). Al siguiente, manteniendo su saque con solvencia, Arturo y Agus cerrarían la manga y se pondrían por delante (6-4).
La segunda, en cambio, tuvo algo más de movimiento, estuvo algo más agitada, pues Galán y Chingotto necesitaba agitar el árbol si querían que cayesen los frutos, y a ello se dedicaron.
Con el 1-2 en el marcador, la opción de rotura fue para la pareja comandada por Jorge Martínez, pero sin embargo no serían capaces de anotársela, pues un globo de Galán se va por muy poco y acto seguido, una derecha fácil del madrileño se queda en la red, dos errores seguidos, algo extraño en el revés de Leganés, siempre solvente en este tipo de situaciones. Pero algo había cambiado.
Se encontraron mejor Ale y Fede en la pista y con el 3-4 volvieron a tener dos opciones; sin embargo, ahora tampoco las pudieron materializar pues emergió Coello para empezar a hacer volar la pelota y convertirse en el señor del aire en Málaga. Pelota que tocaba acababa en punto y sus remates eran inalcanzables incluso para Galán, ya fuesen dentro o fuera de la pista. Y hasta el 5-5 se mantuvo todo igualado, con los nº1 eso sí, dando una cátedra en defensa y en transiciones, pues de sufrir pegados al cristal eran capaces de plantarse en la red, donde eran demoledores y acumulaban estadísticas siempre en positivo.
Así, al paso por el décimo juego y con todo igualado (5-5), Arturo y Agus dieron un plus más al que sus oponentes no llegaron; se pusieron nuevamente por delante en el marcador y no soltaron la ventaja, cerrando dos juegos después su título (6-4 y 7-5).
Y es que cuando meten la directa, convierten su juego en una bola de nieve que se hace más y más grande y perfecta y que termina por asediar a cualquier rival. Poco antes del ecuador de la temporada (llegará en Tarragona), han demostrado que hoy por hoy, son la pareja más fiable y con más recursos y que ni las lesiones ni el cansancio les afectan, y que ganarles es un ejercicio de supervivencia, imaginación y suerte.
Cargando ...